Las terapias de tercera generación son eficaces para solucionar problemas de ansiedad, depresión, dolor crónico, trastornos alimenticios, fobias, estrés laboral… y también Esclerosis Múltiple.Este tipo de terapias se aplican con mucha eficacia para problemas de índole muy diversa: ansiedad, depresión, trastornos alimenticios, dolor crónico, alcoholismo, trastornos obsesivo-compulsivos, fobia social, problemas psico-oncológicos, esquizofrenia, trastornos de la personalidad, estrés laboral, esclerosis múltiple e incluso para la mejora del rendimiento en actividades deportivas.
La mayoría de las terapias psicológicas estandar se basan en el supuesto de normalidad saludable”, entienden que, por naturaleza, las personas somos psicológicamente sanas y que ante un ambiente adecuado, un estilo de vida correcto y un contexto social que brinde oportunidades de desarrollo optimas, estaremos naturalmente contentos y conformes.
En este tipo de terapias se hace ver a la persona que los intentos de control que mantiene sobre los eventos privados, lo que cree que ha de hacerse, lo que socialmente está considerado como correcto no es la solución a sus problemas sino que paradójicamente dichos intentos de control forman parte del problema mismo.
Si bien esto es común a todas casi todos los tipos de terapia psicológica existente, en el caso de las terapias de tercera generación se ve dicha relación como un elemento instrumento de cambio per se, al producirse una interacción comunicativa y social que puede modificar la conducta de forma directa indirecta.
Las terapias de tercera generación la tercera ola de terapias de conducta son aquel conjunto de terapias y tratamientos creados con el propósito de realizar una modificación de la conducta del paciente pero desde un enfoque global y próximo a la persona más que al problema, teniendo en cuenta la vivencia del paciente de su problema y cómo el contexto social y cultural han producido que su conducta sea poco adaptativa.
Las terapias psicológicas de tercera generación son terapias conductistas que surgen a finales de los años 80 y que aparecen plenamente desarrolladas en los 90, a partir de ahí se han ido desarrollando y aplicando a múltiples tipos de problemas demostrando su eficacia en casos clínicos y en estudios de grupo.
Tras esta breve revisión de las experiencias, todavía escasas, de aplicación de las nuevas propuestas terapéuticas a la evaluación e intervención psicológica con personas mayores, puede concluirse que esta «tercera ola» de terapias presenta un enorme potencial y pone a disposición de los profesionales un repertorio prometedor de nuevas herramientas para mejorar nuestra capacidad para comprender los problemas psicológicos de la población mayor y ayudarles a hacer frente de forma más adaptativa a los desafíos del envejecimiento.
Las terapias cognitivas abordan las problemáticas interviniendo con técnicas de reconocimiento y modificación de los esquemas cognitivos, considerando que es la forma de interpretar la realidad la que determina las conductas y emociones disfuncionales en la vida del individuo.
La tercera generación de terapias destaca el papel activo del individuo devolviéndole la responsabilidad de su vida y la capacidad de reorientarla en una dirección valiosa y con sentido para él. Entre ellas se encuentra la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) que concede un rol fundamental a los valores de la persona que constituyen los horizontes hacia los que dirigir la conducta.
Las denominadas terapias de tercera generación incluyen un grupo de intervenciones terapéuticas procedentes de las más recientes actualizaciones de los modelos cognitivo-conductuales para el abordaje de personas con trastornos psicológicos severos y patrones conductuales rígidos (usualmente trastornos de personalidad), en las que los tratamientos usuales han evidenciado resultados limitados altas tasas de recaídas.
Otro aspecto a considerar es que las terapias de tercera generación tienen en cuenta la influencia moduladora del lenguaje, el hecho de que lo que nos digan otras personas y que feedback nos den respecto a nuestro conducta hará que veamos los comportamientos realizados de un modo u otro.
Estas nuevas terapias no se centran en la eliminación, cambio alteración de los eventos privados con el objetivo de alterar modificar la conducta de la persona si no que se focalizan en la alteración de la función psicológica del evento en particular a través de la alteración de los contextos verbales en los cuales los eventos cognitivos resultan problemáticos.
Sin duda, la propagación de la teoría de las nuevas formas que ha adoptado la terapia de conducta no ha corrido aún pareja al aprendizaje procedimental, de forma que, aunque muchos psicólogos podrían explicar cuál es la epistemología y la teoría esencial de terapias como ACT DBT, pocos son capaces en la consulta de practicarlas de forma adecuada.
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